Los cerdos hormigueros viven en toda la África subsahariana. Su nombre significa «cerdo terrestre» en afrikáans, un idioma hablado en Sudáfrica. Si echamos un vistazo al cuerpo y al largo hocico del cerdo hormiguero nos viene a la mente la imagen del cerdo común. Pero si lo examinamos detenidamente, da la impresión de incluir rasgos de otros animales. Tiene orejas de
conejo y cola de canguro, aunque no está relacionado con ninguno de estos animales.
Los cerdos hormigueros son animales nocturnos. Pasan la cálida tarde africana acurrucados en frescas madrigueras subterráneas, cavadas con sus potentes dientes y garras, parecidas a pequeñas palas. Tras la puesta del sol, los cerdos hormigueros ponen las garras a trabajar para conseguir su comida favorita, las termitas.
En su
búsqueda de comida en praderas y bosques, los cerdos hormigueros pueden recorrer varios kilómetros de noche hasta dar con los enormes túmulos que las termitas construyen en la tierra. Un cerdo hormiguero hambriento cava en la dura pared de un prometedor túmulo con sus garras delanteras, y usa su larga y pegajosa lengua, parecida a un gusano, para atiborrarse con los insectos que hay dentro. Puede cerrar los orificios nasales para evitar que el polvo y los insectos penetren en su nariz, y su gruesa piel le protege de las mordeduras. Emplea una técnica similar para asaltar los hormigueros subterráneos.
Las hembras suelen parir una cría al año. Los jóvenes permanecen con la madre durante unos seis meses antes de irse y cavar su propia madriguera, que puede incluir un gran número de estancias con muchas salidas distintas.
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