viernes, 10 de mayo de 2013

La zarigüeya


La Zarigüeya o zorra mochilera no suele despertar muchas simpatías. En efecto, a su escaso atractivo físico se le une un carácter decididamente inconstante. La Zarigüeya posee un cuerpo macizo, cuello rechoncho y hocico alargado y agudo. Las patas son cortas. La cola, prensil, bastante gruesa, redonda y aguzada, es peluda sólo en la base, mientras en el resto de su longitud se observan finísimas escamas. La hembra está dotada de un marsupio desarrollado.
La palabra zarigüeya procede de la voz indígena “sarigue”, mientras que la denominación de opossum, muy frecuente también, es el nombre en inglés.
Otros nombres
Su nombre común es zarigüeya; en México son mejor conocidos como tlacuaches, en Guatemala como tacuacines, en el Perú como mucas, en Colombia como faras, en Venezuela se les denomina rabipelados, en Costa Rica como zorros, en Uruguay y Argentina se les llama comadrejas; estos dos últimos términos son erróneos, ya que el zorro y la comadreja son mamíferos placentarios completamente diferentes.

Historia

A juzgar por los registros fósiles, la zarigüeya es de los marsupiales más antiguos que han llegado hasta nuestros días, y lo han hecho sin sufrir grandes variaciones anatómicas por lo que pueden considerarse como fósiles vivientes. Aunque no hay datos de la existencia de estos animales en Australia y la Antártida, se supone que debieron habitarla pues ambos continentes estaban unidos aún a Sudamérica. La zarigüeya colonizaba prácticamente todos los ecosistemas y entre ellos había especies con todo tipo de hábitos alimenticios.

Características

La zarigüeya es un mamífero marsupial como el canguro y se ubica por el continente americano desde Canadá hasta el norte de Argentina. No es una animal de grandes dimensiones, tan sólo alcanza los 30 ó incluso los 50 cm de longitud y pesa entre 2 y 5 kilos. Puede llegar a vivir hasta 8 años y su hábitat se encuentra en las selvas tropicales.
Su apariencia física de la zarigüeya se caracteriza por su hocico alargado, su cabeza tiene forma ovalada y posee una cresta ósea en su centro. Sus patas son cortas y tiene cinco dedos en cada una. Se alimenta de pequeños insectos, larvas, moluscos, huevos, frutos, raíces y pequeños mamíferos. De hecho, resultan un problema para las granjas porque asaltan los gallineros, aunque lo que realmente quiere obtener no es su carne si no la sangre.

Alimentación

En cuanto a su régimen de nutrición, la zarigüeya además de mamíferos menores, pájaros, huevos, reptiles y vegetales, se añaden insectos grandes, larvas e incluso gusanos. En caso de necesidad se conforma con nutrirse de fruta, maíz y raices jugosas. Sin embargo, a cualquier otro alimento prefiere la sangre, lo cual le impulsa con frecuencia a conducirse con extraordinaria ferocidad: en los gallineros, por ejemplo, degüella las gallinas, sorbe la sangre y deja la carne de sus víctimas intacta.

Hábitos y comportamiento

En el suelo, este marsupial americano esencialmente arborícola se mueve con notoria lentitud y torpeza, asentando toda la planta del pie. Pero se encarama a los árboles muy ágilmente; asimismo se desplaza entre las ramas con seguridad, gracias a los pulgares oponibles de los pies posteriores y a la cola prensil de que está dotado.
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Distribución

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Reproducción

Se ha observado en la zarigüeya en cautividad que la gestación dura unos catorce días, al término de los cuales la hembra pare, o, mejor dicho, transporta las crías -cuyo número varía de cuatro a dieciseis- del útero al marsupio. Al principio las pequeñas zarigüeyas son informes y carecen de ojos y de orejas. Pero, transcurridos cincuenta días, los jóvenes animales están por completo desarrollados; tienen el mismo tamaño que los ratones, el pelo recubre todo su cuerpo y también los ojos están ya abiertos. Tras unos sesenta días de lactancia en el marsupio, el peso de las crías se ha centuplicado. Y salen de la bolsa marsupial poco después, cuando han alcanzado un tamaño equivalente al de una rata.

Estado de conservación

Debido a los estragos que ocasiona en los gallineros, granjeros y agricultores persiguen encarnizadamente al opossum, al que dan caza con cualquier medio. La carne de zarigüeya no se considera comestible, debido al repugnante olor que despide. En cambio, la piel es bastante apreciada. En cautividad, la zarigüeya se muestra más bien monótona e inactiva.
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